La "isla inteligente" de Italia da ejemplo al Mediterráneo con sus prácticas sostenibles

La isla de Capraia, situada en la región italiana de Toscana, donde el 100% de la electricidad que se necesita procede de energías renovables, donde se recogen aguas pluviales y donde se practican la agricultura y la pesca ecológicas, es un ejemplo para otras islas del Mediterráneo por sus prácticas sostenibles.

En el marco del proyecto 'Isla inteligente Capraia2 (Capraia Smart Island), puesto en marcha en esta isla ubicada a 30 kilómetros del terreno principal, los isleños trabajan con el objetivo de ser cien por cien sostenibles,

-generan su electricidad a partir de fuentes de energía renovables,

-recogen el agua de lluvia para utilizarla en la agricultura y los hogares,

-intentan realizar de forma ecológica las actividades agrícolas y pesqueras de la isla.

La isla, después de ser utilizada durante muchos años como prisión abierta debido a su gran distancia del terreno principal, se abrió a los visitantes después de 1986.

A causa de que no existe una red eléctrica que llegue a la isla desde el terreno principal, esta situación desventajosa se convirtió en una ventaja con medidas para abastecer las necesidades energéticas de la isla a partir de fuentes renovables.

Con este objetivo, se produce biodiésel a partir de cultivos de semillas oleaginosas procedentes del norte de Europa y se transforma en energía en la isla, mientras que el municipio ha instalado paneles solares en varias partes de la isla.

Para almacenar el agua de lluvia se utilizan dos balsas históricas con una capacidad total de 126.000 metros cúbicos.

La isla inteligente cuenta con un certificado ecológico de la Unión Europea (UE) ya que que la pesquería está alejada de estructuras industriales y no se utilizan antibióticos en la producción de alevines.

El proyecto 'Isla inteligente Capraia' (Capraia Smart Island) ha sido reconocido por la Comisión Europea como modelo de sostenibilidad y economía circular. 

Cuando la isla se abrió a los visitantes en los años 80 y 90, sus habitantes protegieron la naturaleza y la biodiversidad de la isla rechazando las inversiones que se iban a realizar en ella.

Gracias a los esfuerzos realizados, las águilas pescadoras y las focas monjes del Mediterráneo han regresado a la isla con el paso de los años.

AA