Paula Narváez, la apuesta de Michelle Bachelet para que una mujer vuelva a gobernar Chile

La elegida por la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU para ser la candidata del Partido Socialista habla de los desafíos que enfrenta el país en plena pandemia y la importancia de que una mujer retorne a la presidencia.

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Paula Narváez, la apuesta de Michelle Bachelet para que una mujer vuelva a gobernar Chile

Las apuestas de los partidos para consolidar sus liderazgos en Chile comienzan a conocerse en un año electoral clave, en el que más de 14 millones de personas acudirán a las urnas el 10 y 11 de abril para la megaelección de gobernadores, concejales y constituyentes, y luego en noviembre para elegir al sucesor de Sebastián Piñera y a los senadores y diputados.

Uno de los rostros que ha empezado a ganar notoriedad ha sido el de Paula Narváez, exministra de Michelle Bachelet, quien fue ungida por la exmandataria desde diciembre como su apuesta para el Partido Socialista, que busca volver a La Moneda con una figura femenina.

Narváez conversó con la Agencia Anadolu sobre los retos que enfrenta Chile en los próximos meses y el país que recibirá quien asuma el poder en el 2022.

Tras un año marcado por la pandemia y antecedido por el estallido social, ¿qué se juega en Chile en las elecciones presidenciales de noviembre?

Hoy en Chile tenemos una profunda crisis social. Cuando las personas más necesitaban del apoyo del Estado para salir adelante, la respuesta no estuvo a la altura, las personas han quedado desprotegidas y han tenido que echar mano a sus propios recursos.

Por lo tanto, en este contexto, en las próximas elecciones presidenciales el país tiene la oportunidad de volver a proteger a las personas; esa es una necesidad urgente, y también de construir y avanzar hacia la reactivación sumando a todos y todas.

¿Qué país le deja el presidente Sebastián Piñera al siguiente Gobierno? ¿Qué aciertos y errores siente que se cometieron en los últimos cuatro años?

Este Gobierno aún no termina, falta poco más de un año y por lo tanto solo es posible hacer un balance parcial. En el caso específico de la pandemia, creo que han existido luces y sombras en la respuesta de la autoridad. Y desde esa perspectiva es bueno reconocer que en el tema de las vacunas hay aciertos importantes, tanto por la provisión de la vacuna como porque Chile cuenta con un sistema público de salud que, pese a todas las dificultades, ha respondido de manera extraordinaria y eso nos llena de esperanzas.

Dicho aquello, este Gobierno falló en su diagnóstico. Prometió “tiempos mejores” y esos tiempos nunca llegaron. Ya antes del estallido social no estaba entregando aquellas cosas básicas que prometió en su programa de gobierno. Y la respuesta al estallido, incluyendo las numerosas violaciones a los derechos humanos que han sido denunciadas, solo exacerbó y agudizó aún más los problemas de desigualdad en nuestro país.

¿Qué significó para usted haber recibido el apoyo de la expresidenta Michelle Bachelet como candidata del Partido Socialista para las próximas elecciones?

Lo primero es señalar que la decisión de dar este paso y postularme como precandidata presidencial tiene que ver con una reflexión personal respecto al rol que una puede jugar en el desarrollo del país; con una visión del Chile que viene y que está emergiendo, y por cierto la carta de apoyo de miles de mujeres militantes e independientes.

En el caso de la presidenta Bachelet, agradezco y me siento muy honrada que haya suscrito la carta como una ciudadana más y lo hizo porque tiene que ver con su convicción de que cada vez más mujeres estemos en espacios de toma de decisión.

Como exministra del Gobierno de Bachelet, ¿qué temas siente que deben volver a la agenda en Chile que quedaron pendientes durante sus mandatos?

Lo primero es señalar que el diagnóstico con el que asumió el segundo Gobierno la presidenta Bachelet era correcto y estaba bien inspirado. Hubo avances importantes en temas como la paridad, la justicia social y disminuir las desigualdades, la gratuidad en la educación e incluso el inicio del proceso constituyente con miles de personas que se reunieron en los cabildos ciudadanos para hablar de la nueva Constitución.

Pero hoy el escenario es distinto y las demandas son otras. Hay que hacerse cargo de este nuevo Chile que emergió con el estallido social y también del mundo pospandemia que tendremos que enfrentar. Y por eso he señalado que es urgente una reforma a la seguridad social, al sistema de pensiones y un Estado social de derechos que se juegue por un sistema de protección social. También la discusión de un nuevo modelo de desarrollo con énfasis en materia de educación.

¿Cómo afrontaría el escenario de la refrendación de la nueva Constitución para evitar generar más polarización?

Yo soy muy optimista respecto al proceso constituyente. Creo que es una enorme oportunidad para el país, donde van a estar reflejadas múltiples voces, voces independientes, voces de los pueblos indígenas y el hecho histórico de que sea una convención paritaria. En esa Constitución quedará plasmado un nuevo pacto social para Chile.

En ese sentido, hay que ser muy respetuosos a los acuerdos que ahí se lleguen, sin imposiciones, porque es una Constitución que tendrá impacto en los próximos 50 años, y el próximo Gobierno tendrá la enorme responsabilidad de apoyar ese proceso, respetando la discusión de los propios constituyentes. El Gobierno que venga debe ser un facilitador del proceso.

¿Cuáles prioridades tendría su Gobierno en la agenda internacional y en los retos globales que se están enfrentando en plena pandemia?

Lamentablemente, Chile ha perdido presencia y relevancia internacional. Veníamos avanzando en un camino de integración y multilateralismo en el que este Gobierno retrocedió. Temas como la migración y la crisis del cambio climático deben ser enfrentados de manera conjunta por los países.

Por lo tanto, ya he señalado dos compromisos inmediatos: declarar nuestro apoyo al Pacto de Marrakech, porque hoy más que nunca necesitamos una migración segura, ordenada y regular; y en segundo término, adherir al Acuerdo de Escazú, que es una herramienta clave para asegurar a nivel internacional participación y acceso a la justicia medioambiental.

Yo confío en que Chile pueda recuperar una política exterior seria y de respeto a los derechos humanos.

¿Qué cambiaría para Chile con el retorno de una mujer a La Moneda?

Yo soy una convencida de que cuando las mujeres llegan a espacios de decisión tan relevantes como la Presidencia de la República generan un cambio en la cultura política de los países. En el caso de Chile, avanzamos mucho con los dos Gobiernos de la presidenta Bachelet, pero ciertamente ese cambio no se ha completado; es un proceso gradual.

El mundo está viviendo una cuarta ola feminista que no se puede subestimar y el estallido social también estuvo marcado por una fuerte demanda feminista: hacernos cargo de las violencias de género, garantizar derechos sexuales y reproductivos para las mujeres, más presencia en espacios de toma de decisiones en todos los niveles.

Por lo tanto, sí, el retorno de una mujer a la Presidencia puede ayudar mucho a que todas esas reformas necesarias puedan avanzar más rápido.



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