Costumbres y Tradiciones de los Turcos (8/2014)

Los rituales y creencias acerca del embarazo y parto

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Costumbres y Tradiciones de los Turcos (8/2014)

En la cultura turca un niño significa la continuación del linaje, del hogar, de los valores familiares, las tradiciones y costumbres. El nacimiento es uno de las épocas de transición de la vida del ser humano. Las tradiciones y costumbres sobre el nacimiento y parto forman una significativa parte de la vida individual y social.

Hoy en día existen en Anatolia muchas costumbres acerca del nacimiento. Desde el momento en el que la madre quiere tener un hijo, existen desde los tiempos de Asia Central hasta los tiempos en Anatolia diversos rituales y creencias en relación con el parto, el embarazo, la determinación del sexo del hijo, sobre el parto y el tiempo después del parto. En Anatolia domina la creencia de que un hijo es el regalo más valioso.

El nacimiento eleva el prestigio de la pareja en la sociedad. En los famosos Cuentos de Dede Korkut (Abuelo Korkut), una colección inestimable de epopeyas e historias sobre la vida de los turcos Oguz, se da lugar al máximo valor que da la sociedad al hijo: 

Dirse Khan, que no tiene hijos, da un gran banquete ante la petición de su esposa. Invita a todos, a los pobres y ricos y las personas en necesidades. Le salva al deudor de su deuda y todos rezan para Dirse Khan. Conforme a este cuento Dirse Khan llega a tener un hijo tras todas las oraciones pronunciadas para él. En Anatolia las parejas que no podían tener hijos recurrían a ciertos remedios. Además de los métodos médicos, también se solía recurrir a ciertos métodos tradicionales. En los Cuentos de Dede Korkut es una aplicación muy generalizada dar comida a los pobres, ayudarles y pedir que recen para uno mismo

Otros métodos tradicionales son rezar ante las tumbas de personas santas y pedir que recen personas que saben muy bien diversas oraciones. Al visitar en Anatolia lugares sagrados, se opina que se aceptan las oraciones pronunciadas aquí y uno puede tener luego un hijo. 

Una vez que la mujer esté embarazada se nos aparecen varias creencias tradicionales en Anatolia.

Se cree que el feto puede afectarse tanto de comportamientos positivos como por los negativos. Por eso, una mujer embarazada evita ciertas actividades para que el feto no se afecte de ellas. La educación del bebe empieza ya en la panza por eso la madre nunca come algo que pertenece a otra persona sin pedir permiso. Se cree que un alimento que se come sin pedir permiso deja luego una huella en el cuerpo del bebé.

La mujer embarazada nunca mira a animales como conejo, tortuga, serpiente, oso, mono, camello y ratas por el miedo de que el niño se asemeje a ellos. La mujer mira a la persona a la que quiere que se asemeje su hijo.

Domina la creencia de que si la mujer embarazada quiere mucho a su marido se parecerá a él, y si quiere mucho a su madre se parecerá a ella. Si la mujer embarazada come granadas, el hijo será bonito y tendrá una vida larga, si come membrillo tendrá hoyuelos, si come pimienta negra tendrá negras manchas en su cuerpo y si come nueces a partir del sexto mes, será muy inteligente el hijo.

La mujer embarazada puede tener un antojo repentino para comer ciertas cosas, eso se llama “aşerme”. Si le entra a la madre el ganas de comer algo, eso se le da inmediatamente para que no se afecte mal el bebe. Si no se consigue eso, se cree que la madre puede tener un aborto natural o el bebe puede nacer con un defecto. Además se cree que es una muy buena acción darle a la mujer embarazada la comida que desea.

El sexo del hijo siempre es un tema de curiosidad entre la familia y los amigos. Mientras hoy en día es fácil enterarse de eso vía un ultrasonido, anteriormente en Anatolia había otras prácticas que todavía existen allí. Se hacen diversas interpretaciones considerando la apariencia física de la madre, lo que come, sus comportamientos y los movimientos del feto en la panza. Estas creencias se diversifican de una zona a otra. Unas de estas creencias son: Se coloca un cuchillo por debajo de un cojín y unas tijeras por debajo de otro. La mujer embarazada que no sabe nada de eso, se sienta sobre uno de ellos. Si se sienta donde está el cuchillo se cree que va a tener un niño y si se sienta donde están las tijeras va a tener una niña.

A su vez se puede adivinar el sexo del niño tomando en cuenta las preferencias de comida de la madre. Si a la mujer embarazada le gusta más comer cosas amargas, eso quiere decir que va a tener una niña. Si le gusta más comer cosas dulces entonces va a tener un niño. Se le coloca en la cabeza de la madre un poco de polvo sin que ésa se dé cuenta. Tendrá un hijo si la mujer se toca primera la nariz y tendrá una hija si se toca primero su boca u otra parte de su cuerpo. Si el bebé se mueve mucho en la panza entonces se cree que va a ser un niño y si se mueve poco va a ser una niña. Si la panza de la madre es más redonda eso señala que va a tener una hija. Aparte se dice que si la madre se pone más guapa durante el período de embarazo, entonces va a tener un niño pero si se pone más fea, eso quiere decir dará luz a una niña. Si la madre empieza a tener manchas oscuras en la cara nacerá un niño y si tiene manchas amarillas tendrá una niña.

Anteriormente los partos se realizaban en las casas. La madre, suegra y los familiares cercanos no dejan sola a la mujer que ya tendrá el parto. Si la mujer tiene el pelo largo y generalmente una coleta, se le suele abrirla. Se suele abrir todo lo que está cerrado en la casa, como puertas, ventanas y los baúles para que tenga un parto fácil. Las mujeres que sí tenían un parto fácil le acarician la espalda. En Anatolia se da mucha importancia a la placenta. Se sigue preservando desde Asia Central hasta Anatolia las creencias y rituales sobre la placenta. Se cree que la placenta es la pareja del bebé. El pueblo de Anatolia nunca irrespeta la placenta. Tras el parto la placenta se entierra en un lugar donde nadie pisa. Se cree que los niños que nacen junto con la placenta tendrán suerte durante toda su vida.
Domina la creencia de que hace falta guardar esta placenta y si alguien desconocido llega a encontrarlo, entonces el niño ya no tendrá suerte.

Tras el parto se sale a decirles el sexo a los que esperan. En Anatolia una niña significa “bondad” y un niño simboliza el “estado”.

 

Escrito por la Docente Doctor Fatma Ahsen Turan del Departamento de Filología Turca de la Facultad de Letras de la Universidad Gazi en Ankara.



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